La humanidad confronta la más grande crisis de su existencia. El futuro de la vida como la conocemos está en riesgo. En un planeta finito, con recursos limitados y frágiles, se ha impuesto una lógica de crecimiento sin fin para incrementar las ganancias de unos pocos. La sobre-explotación, el hiper-extractivismo, el sobre-consumismo y el hiper-desperdicio están alterando los ciclos vitales de la naturaleza. La cuenta regresiva, disparada por el sistema capitalista, ha empezado y no podemos permanecer impasibles frente a este ecocidio y genocidio.
Es fundamental recuperar nuestra humanidad y acabar con esta lógica de mercantilización y privatización impuesta por el capital. Es necesario fortalecer y recuperar nuestras raíces indígenas de respeto por la Madre Tierra. Es esencial escuchar a la comunidad científica que alerta sobre la interdependencia de todos los elementos del sistema de la Tierra. Es imprescindible recrear nuevos modelos económicos que preserven la capacidad regenerativa de la naturaleza. En síntesis es urgente compartir y abrazar la esencia de los Derechos de la Madre Tierra.
Los derechos de la Madre Tierra, antes que un postulado jurídico legal, son un llamado a cambiar nuestra relación con la naturaleza, a dejar de tratarla como una cosa y a reconocer que todos somos parte de la comunidad de la Tierra. Los derechos de la Madre Tierra nos plantean que todo en nuestro planeta está interconectado. Que la vida es solo posible gracias a las abejas, a la lluvia, a una flujo adecuado de la temperatura en la atmósfera y a un conjunto de elementos que conforman el sistema de la Tierra.
Hablar de derechos de la Madre Tierra es reconocer que no sólo los humanos tenemos derecho a existir sino también las plantas, los animales, los ríos, los nevados, los bosques y todos los integrantes del sistema de la Tierra. El ser humano puede servirse de la naturaleza pero siempre bajo ciertos límites y preservando el equilibrio de los ecosistemas y de la Tierra en su conjunto. Cortar unos árboles puede ser necesario para establecer un nuevo asentamiento humano pero destruir los bosques o exterminar una especie animal es un delito que tarde o temprano se acabará revirtiendo contra toda la humanidad.
Los derechos de la Madre Tierra convocan al respeto de la integridad de las formas de vida y de los ecosistemas y a dejar de utilizar organismos genéticamente modificados, biología sintética, agrotóxicos, nanotecnología, energía nuclear, geoingeniería y otras aplicaciones tecnológicas que alteran sustancialmente la estructura y los ciclos vitales de la naturaleza.
Los derechos de la Madre de la Tierra son un llamado a dejar bajo la tierra más de dos terceras partes de las reservas conocidas de combustibles fósiles para evitar que el incremento de gases de efecto invernadero desate una escalada catastrófica de desastres naturales.
Los derechos de la Madre Tierra recogen los principios de la soberanía alimentaria y llaman a producir para la satisfacción de las necesidades locales preservando la diversidad de las semillas y las prácticas culturales. La construcción de mega represas, mega minerías y mega corredores industriales solo seca los ríos, acaba con los peces, deja heridas lacerantes en la tierra y desplaza a cientos de miles de campesinos e indígenas para beneficiar a unas cuantas transnacionales y corporaciones, y que, por lo tanto, ponen riesgo la vida de la propia humanidad.
Los derechos de la Madre Tierra son lo opuesto a la “economía verde” que busca ponerle precio a las funciones de los ecosistemas para crear nuevos y más mercados especulativos como es el mercado del carbono, los proyectos REDD (Reducción de emisiones por deforestación y degradación de bosques) o la propuesta de “agricultura climática inteligente”. Los derechos de la Madre Tierra cuestionan los fundamentos de la propuesta de pago por servicios ambientales. A la naturaleza hay que protegerla porque es nuestro hogar y no en función de una retribución monetaria. El Yasuni, en la amazonía ecuatoriana, es una de las pocas selvas vivientes del planeta, hogar de pueblos indígenas y de una biodiversidad en extinción, que no se puede destruir bajo el argumento de que no existe la compensación económica esperada.
Los derechos de la Madre Tierra son un llamado a reemplazar el paradigma del crecimiento por el paradigma del equilibrio. Son una convocatoria a acabar con el consumo dispendioso y el derroche de una minoría que lacera a la humanidad y a la naturaleza. Sólo es posible garantizar los ciclos vitales de la naturaleza si superamos el desarrollismo y la visión de progreso que nos impone la lógica del capital. Nuestra Madre Tierra tiene suficiente para la vida feliz de toda la humanidad si se distribuye de manera equitativa entre todos preservando su capacidad regenerativa.
Los derechos de la Madre Tierra están intrínsecamente vinculados a la necesidad de una real democracia participativa donde los grandes megaproyectos sean discutidos y decididos por la población y no por el mercado y las élites financieras.
La expresión jurídica legal de los Derechos de la Madre Tierra se ha venido construyendo en la Constitución del Ecuador, en la ley de Derechos de la Madre Tierra del Estado Plurinacional de Bolivia, en la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra adoptada en Cochabamba Bolivia el 2010, y en muchas otras iniciativas a nivel local o municipal que se llevan a cabo en otros países. Esta práctica jurídica tiene que ser replicada, ampliada, complementada y sobre todo implementada en la realidad.
La lucha por los derechos de la Madre Tierra requiere de la unidad de todos quienes hoy desde diferentes iniciativas luchan contra el fracking, la mega minería, la quema de combustibles fósiles, la justicia climática, los organismos genéticamente modificados, la privatización y mercantilización del agua, el acaparamiento de tierras, los proyectos de energía nuclear, el desempleo, la destrucción de la seguridad social, el autoritarismo y otros.
A todas las hijas e hijos de la Madre Tierra los convocamos a unir fuerzas a nivel mundial, entre el 2 y el 16 de Octubre del 2014, para realizar acciones de reflexión, difusión y movilización en pos del paradigma de los derechos de la Madre Tierra que está latente en todas las luchas que actualmente se realizan para que florezca la vida. Una semana para realizar debates, conferencias de prensa, ferias, marchas y toda clase de iniciativas para fortalecer la lucha por una sociedad donde prevalezca la armonía entre los seres humanos y con la naturaleza.
Alianza Global por los Derechos De la Naturaleza
Global Alliance for the Rights of Nature